La Friche de La Mai

Con la motivación de un grupo de artistas, productores culturales y el apoyo del representante cultural de la ciudad se crea una sociedad cooperativa en la periferia de Marseille (Francia), dando vida a la antigua Fábrica Seita. La idea fue aprovechar esta inmensa estructura, mejorarla y mantenerla, de este modo ofrecer un lugar de acogida y hospitalidad para el público local a través de la promoción de actividades culturales.

En la web dan un panorama acerca de qué trata el proyecto: Aquí hacemos, producimos, distribuimos y compartimos arte y cultura. Pero como en cualquier barrio, también puedes pasear por las calles, pasear por los espacios públicos, comer o tomar un café en las grandes mesas, dejar a tu hijo en la guardería o llevarlo a divertirse en el parque infantil, jugar, comprar fruta. y hortalizas en el mercado del agricultor o cultivar tu parcela en huertos familiares y colectivos… 

De hecho, La Friche de la Mai es un mundo! Son 45.000 m2 donde se codean 5 salas de espectáculos y conciertos, jardines comunes, zona infantil y deportiva, restaurante, librería, guardería, 2.400 m2 de exposición, azotea de 8.000 m2 y centro de formación. Prototipo nacido en 1992 de los ahora llamados “Terceros Lugares” (Tiers-lieux), nuevos modelos culturales y urbanos, la Friche reúne en un lugar único y reinventado los ejes de: transformación urbana, ocupación artística, vinculación al territorio y cooperación activa.

Por el espacio  circulan cerca de 350 artistas, al lado de 400 colaboradores que trabajan allí diariamente. Ese porte permite la difusión de más de 600 propuestas artísticas por año y la cojida de  450.000 visitantes anualmente.

Para mantener toda ésta rueda en giro, La Friche de la Mai combina diferentes entradas. Un 35% corresponde a la privatización/alquiler de sus espacios, ventas de entradas, ventas de su librería, y el “alquiler” (participación en las tasas) de sus residentes. La otra parte – mayoritaria – procede de fondos públicos. Como resaltan su director Alban Corbier-Labase, disminuir la relevancia de éste aporte es un desafío importante a ser enfrentado en los próximo años ya que la financiación pública y el patrocinio privado son muy competitivos, además de no garantizar en la misma libertad proporcionada por la sustentabilidad con sus propios recursos: Nuestra organización depende en un 65% de subvenciones públicas que le proporcionan cierta estabilidad, lo que no es sinónimo de “sostenibilidad”. Necesitamos mejorar nuestra capacidad de autofinanciación para ganar independencia y autonomía.

Por otro lado, el empobrecimiento de los barrios, las dificultades urbanas, la pandemia y las transiciones medioambientales son los principales retos a los que ha habido que hacer frente en los últimos años y que consideran que habría que realizar un abordaje en el horizonte 2030.

Con respecto al contexto pandémico, la situación parece haber quedado atrás, una importante ayuda financiera por parte del gobierno francés ha contribuido a salvar a las organizaciones culturales.

Es mediante la hibridación de actividades y la diversificación de recursos cómo podemos actuar sobre nuestra capacidad de autofinanciación, sin dejar de hacer campaña, por supuesto, para que las autoridades públicas sigan invirtiendo en cultura, concluye Alban Corbier-Labase. 

Para más información:

https://www.lafriche.org/

La Friche de La Mai